«Una misma plataforma aunará distintos sistemas de transporte», Antonio Cantalapiedra, responsable de Mytaxi

  • El CEO de Mytaxi habla sobre los primeros pasos de la fusión con Hailo y apuesta por que esta primera implementación tenga lugar en España. ‘

BARCELONA. EL MUNDO. LIDIA MONTES.- Los coches están infrautilizados. Una serie de cambios tremendos se están produciendo en el ámbito del transporte y Antonio Cantalapiedra, CEO de Mytaxi, cree que su compañía contribuye a planificar la demanda de taxis en la ciudad: «Evita que estén dando vueltas en busca de alguna mano levantada en la calle», dice refiriéndose a cualquier ciudad del mundo. Al final, la idea es que esa acción sea algo residual, no algo normal para coger un taxi.

Cantalapiedra adelanta que esta joven empresa decidida a revolucionar el transporte en taxi, está trabajando en tecnología para la optimización de las rutas y de las flotas. La compañía se está centrando ya no sólo en la gestión el mercado sino en la gestión de las flotas porque «quizás, en un momento dado, tiene sentido compartir un trayecto en taxi», sugiere el directivo español. La intención es reducir el número de coches que llevan una sola persona dentro.

De la fusión de la empresa con Hailo, que seguramente arranque en España, saldrá una nueva aplicación en cuanto a plataforma tecnológica, adelanta Cantalapiedra. «Ahora tenemos que centrarnos en que la migración salga perfecta y que el cliente lo note en cuanto a las estructuras y el delivery». Además, ampliarán la flota con vistas a darle cobertura a un cliente de negocios que viaje por Europa y continuarán su expansión en países centroeuropeos.

Mytaxi parte de la concepción de que las antiguas emisoras de radio carecen de sentido. «U organizamos mejor los coches y la movilidad o esto nos lo vamos a cargar. Se prevé que para 2025 el 60% de la población mundial esté viviendo en ciudades. Los coches no podrán estar moviéndose de forma descontrolada en ellas», previene el CEO. Si la polémica Uber jugará un papel crucial en este sentido, Cantalapiedra confirma que desde el punto de vista tecnológico los dos se entienden. «En lo que no nos hemos entendido es en la forma que tienen de entrar a los mercados», afirma. Cierto es que, de alguna manera, un esto un poco ya ha cambiado, «no podían entrar como pistoleros y lanzar productos o servicios que no están aprobados», opina. «La competencia es buena, lo que no era sostenible era que el taxi tuviera el monopolio del transporte», sentencia el CEO.

El directivo cree en una implementación paulatina en cinco niveles del coche autónomo. Se irá completando desde que el coche, en un momento dado, esté monitorizado por una persona en remoto. Tras ello, que el mismo automóvil pueda tomar el control para evitar accidentes porque el conductor haya bebido o se esté quedando dormido, hasta que llegue a un nivel cinco que es un coche totalmente autónomo. «La ciudad, la planificación urbanística, el tráfico… todo eso tiene que cambiarse y tardará mucho tiempo», dice Cantalapiedra. Además, se refiere a todo el tema de los seguros desde la misma convivencia de coches autónomos y los que no lo son hasta la transición en que los conductores no quieran seguir conduciendo»; comenta Cantalapiedra.

Para este directivo, el futuro de la movilidad pasa por la digitalización -«eso es ya inevitable», dice- y por integrar en una plataforma diferentes soluciones de movilidad. Cantalapiedra mira así hacia la propuesta de la firma de automóviles Mercedes Benz, que aunará en la misma plataforma Mercedes, Car To Go, transporte público y bicicleta. «Esto conseguirá que se suprasirva al cliente digital», comenta. Desde el punto de vista de la toma de decisiones, el big data y el machine learning serán responsables de la gestión de la ciudad en sí, para evitar colapsos y ruidos entre otras cosas.

«El transporte», dice Cantalapiedra, «empezará a funcionar de manera continental por alianzas. A las empresas muy locales les será muy difícil competir». Cree que les costará más competir a nivel presupuestario y de colaboración. Queda, por tanto, el camino abierto hacia el transporte colaborativo.